Comienza nuestro mes estrella, donde Córdoba se pinta más bonita de lo que ya lo es y se llena de colores.
Mayo es el mes que encandila a todo aquel que pasea por sus calles. Cada calleja, rincón, plaza…etc., nos embriaga sintiendo el olor del azahar de los naranjos en flor, oyendo el suave murmullo de sus fuentes y enamorándonos de
ella sus patios.
El legado de los patios se lo debemos, a la cultura musulmana y sus más de cinco siglos de vivencias en Córdoba, de hacerla capital del Califato y convertirla por siempre en La Sultana.
Para el mundo musulmán la privacidad de la casa es un elemento primordial, por ello los patios los cerraban al exterior, además de por una cuestión de intimidad, para salvaguardar la situación económica de sus moradores. Los patios se van a convertir en eje central del hogar, dan una enorme importancia al agua, a través de fuentes, canalizaciones, acequias…Un hecho, que permite el desarrollo y florecimiento de una colorida vegetación, que daba frescor al resto de las estancias y protegía de las altas temperaturas estivales.
Tras la Reconquista de Córdoba (1236 d.C.), se va a producir la necesidad de transformar las ciudades con el fin de occidentalizarlas y cristianizarlas. En el caso de nuestra ciudad se va a observar la remodelación y construcción del Alcázar de los Reyes Cristianos y construir iglesias cristianas allí donde habían existido mezquitas. Entre los conquistadores y repobladores castellanos, se repartieron las viviendas de los musulmanes expulsados, que quedaron cautivados por la casa árabe, que eran muchos más agradables para vivir que las de sus ciudades del norte. Se mantuvo el patio con galerías y fuentes, observaron que el tener una patio en la vivienda, era la forma de mantenerla fresca en una ciudad tan cálida. Así ha sido, como tras cientos de siglos, el patio ha pervivido y pervive en nuestra ciudad, convirtiéndolo en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Tras una jornada de paseos por las más hermosas casas solariegas de nuestra ciudad, la mejor forma que seguir disfrutando, es haciendo una parada en Bodegas Mezquita degustando su salmorejo blanquiverde o el salmorejos cordobés y regándolo con un buen Vino de Tinaja de Cooperativa La Unión.
Noemí Martínez Jiménez