¿Quién me presta una escalera para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
-Saeta popular-
Como cada semana santa, nuestra ciudad se inunda de olor a incienso, música de tambores y trompetas, e imágenes de la pasión y muerte de Jesucristo en forma de procesión. Las hermandades sacan a relucir lo mejor de sí, su patrimonio histórico, cultural y religioso para deleite de niños y mayores. Y es que, pese a su esencia religiosa, la Semana Santa se ha convertido en todo un fenómeno cultural que forma ya más parte del calendario festivo de cada año, que del litúrgico.
Con motivo de esta fiesta, la Asociación de Empresarios y Comerciantes Centro Patrimonio Histórico de la Humanidad (AEC CHPH) quiere animar a los visitantes a que disfruten de esta fiesta tan nuestra, enaltecida por el cante jondo popular más espontáneo: la saeta. Es por ello, que han organizado un programa guiado de saetas desde los balcones de la Judería, para que tanto los cordobeses como los visitantes, puedan disfrutar de este arte con el mejor telón de fondo; nuestra Mezquita-Catedral y el casco antiguo de nuestra ciudad. Si quieres más información acerca del programa, pincha aquí.
La saeta
La saeta es un cante flamenco compuesto de 4 ó 5 versos octosílabos, generalmente a capella, que se caracteriza porque está dedicado a las imágenes cristianas que desfilan en procesión en Semana Santa. No sólo en Andalucía, sino también en Extremadura, Castilla-La Mancha y hasta en Castilla-León, la saeta es la expresión flamenca más popular de la pasión y muerte de Jesucristo. Pero es, concretamente, en lo que se denomina el triángulo de oro de la saeta, que se acota desde Cádiz y Jerez, hasta Málaga, terminando en Sevilla y Córdoba, donde más latente se hace este arte. Particularmente, en las localidades de Cabra, Castro del Río y Puente Genil, de Córdoba, y, Marchena y Mairena del Alcor, en Sevilla, es donde la saeta presenta características autóctonas exclusivas de estos pueblos.
El origen de la saeta
Algunas teorías defienden que las saetas proceden de cantos litúrgicos de la Iglesia, de origen judeo-hebreo y cristiano, de ahí su contenido religioso; estas saetas tenían como finalidad la reflexión y el arrepentimiento, y se hicieron populares entre 1800 y 1840. No es hasta finales del siglo XIX, cuando la saeta popular se extiende entre el pueblo llano y es éste quien las aflamenca al cantarlas. Es entonces cuando la saeta popular va evolucionando en saeta flamenca.
Desde entonces, numerosos personajes de este arte son conocidos por su afición a cantarle a Cristo crucificado, o a la Virgen bajo palio, tales como La Niña de los Peines, Manuel Centeno, La niña de la Alfalfa y hasta la mismísima Rocío Jurado se dio a conocer ganando un concurso de saetas.
La saeta en nuestros días
Pese a la decadencia de los años 60 y 70 de este género, la saeta resurgió gracias al impulso por parte de hermandades y peñas flamencas, y en la actualidad Andalucía consta de más de 22 concursos de este cante, especialmente en las provincias de Cádiz, Córdoba (en las localidades de Montemayor, Montilla, Baena y Pozoblanco), Huelva y Málaga.
Precisamente nuestra ciudad cuenta con una Escuela de Saetas, en las instalaciones del colegio de los Salesianos, bajo la dirección de D. Francisco Castellón, en donde los alumnos perfeccionan su técnica a la hora de cantar. Una iniciativa más para la conservación de este arte flamenco-religioso.