Quién más y quien menos, profesionales, amateurs y simples aficionados, todos hemos hecho algún pinito en la cocina. Hemos seleccionado con cuidado los ingredientes y materias primas, hemos hecho acopio de instrumentos inútiles de cocina y, sobre todo a quienes están comenzando o se están adentrando en este mundillo, les falta algo básico, que se emplea en todas las recetas independientemente de qué y cómo lo cocinemos. El cuchillo de cocina.
Existen infinidad de modelos, cada uno pensado para un fin concreto. Hoy vamos a ver los más usados y para qué sirven:
El Cuchillo “del chef”: Es el todo terreno de los cuchillos, ese con el que un cheff se siente cómodo, tiene una longitud suficiente de algo más de 20 cm y se puede usar cómodamente para casi cualquier tarea que vallamos a desempeñar en la cocina. También se suelen llamar cebollero.
Este cuchillo suele tener la hoja curva para proporcionar el movimiento rítmico y casi hipnótico de corte en una tabla a la hora de picar o trocear.
Cuchillo de corte: Suelen ser algo más cortos que los cuchillos de chef, entre 11 y 20 cm. En algunas ocasiones vienen provistos de un borde serrado y son especialmente buenos para cortar panes artesanos que suelen tener la corteza muy gruesa, vegetales maduros o tiernos muy finos.
Cuchillo de sierra: nos referimos al llamado cuchillo de pan. Largo y relativamente fino, sin punta y con el borde serrado. Es muy afilado y los dientes tienen una buena separación entre sí. Este está pensado para el pan, los bizcochos, bollos… cualquier cosa que queramos cortar sin que se desprenda demasiada miga y quede con un corte limpio y uniforme.
Puntilla: Se trata de un cuchillo corto, fino y con la punta muy afilada que se usa normalmente para el corte de vegetales de forma precisa, como para limpiar cardos. Al ser tan corto permite cogerlo con toda la mano y guiarlo con el dedo pulgar (y con mucho cuidado) para hacer cortes de precisión.
El cuchillo para deshuesar: un cuchillo de longitud media (entre 15 – 18 cm) muy flexible que se utiliza sobre todo para deshuesar ya que al ser flexible y afilado permite que este se peque al hueso y se siga la línea para dejarlo limpio.
Cuchillos de queso: aquí hay toda una variedad en función del tipo de queso que se tenga qe cortar. Para abrir los quesos existen unas cuchillas muy curvadas que cuentan con los mangos en perpendicular a esta para hacer efecto “guillotina” sobre el queso y facilitar el corte. Otros para quesos tiernos o semicurados suelen estar agujereados para que al cortar, la densidad del queso no se venza por la fricción y no quede pegado a la hoja y se rompa la cuña al separarla de este para servirla.
No podía faltar El Cuchillo Jamonero, una pieza que está considerada como “especial”, es decir, que no se encuentra un cuchillo jamonero de calidad en muchas cocinas. Sin embargo para nosotros es algo imprescindible ya que un gran jamón puede estropearse con un mal corte.
Un cuchillo jamonero tiene una longitud de entre 35 y 40 cm y es muy fino, estrecho y flexible para quepueda adaptarse al corte con la máxima precisión. Y lo más importante… que esté muy afilado y se le haga un buen mantenimiento ya que al ser tan fino pierde filo con facilidad, sobre todo cuando se le da el uso que le damos en Bodegas Mezquita con el Jamón del Valle de los Pedroches.
A pesar de todo esto, la cantidad de cuchillos de los que hemos hablado y de los que nos quedan por hablar en próximos post, lo más importante es que el cocinero se sienta cómodo con el cuchillo que esté empleando y que este tanga un buen filo, limpio y bien mantenido.
En otro artículo hablaremos de los cuchillos japoneses, muy diferentes a los occidentales y de los materiales con los que estos se fabrican, como la cerámica, sus ventajas e inconvenientes.
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Bodegas Mezquita.