La sartén, otro de los imprescindibles de una cocina. La usamos para todo, para freír, sofreír, saltear, dorar la carne… Incluso cuando se trata de cocinar platos “de olla”, en la mayoría de las ocasiones interviene una sartén para darle un punto a los ingredientes o hacer alguno de los pasos de la receta.
Entre materiales de fabricación, tamaños, modelos u funcionalidades que se pretenden con ellas existe una inmensa variedad en el mercado, aunque con casi toda seguridad, las que cualquier persona tiene en casa son fabricadas con teflón, que es una sustancia antiadherente de carácter químico que se ha hecho muy popular por la facilidad que proporciona a la hora de cocinar y porque son aptas para cocinar casi cualquier tipo de alimentos sin añadir aceites o grasas para que los alimentos no se peguen.
Pero estas sartenes también tienen sus desventajas, ya que exige un mantenimiento para que esta capa de antiadherente permanezca intacta. No se pueden usar elementos metálicos para cocinar ya que rallarían la superficie antiadherente y con el tiempo, esta podría incluso llegar a la mesa al desprenderse trozos de la sartén. Incluso cuidándolas bien, con el tiempo pierden su capacidad antiadherente.
Otra desventaja de las sartenes con antiadherentes es que a ciertas temperaturas, desprenden gases tóxicos. No debemos olvidar que al fin y al cabo este antiadherente es un plástico.
Una gran alternativa a este tipo de sartenes es la cerámica, que últimamente se está poniendo muy de moda tanto en los cuchillos de cocina como en el menaje. Aunque los alimentos no se pegan, suelen precisar que se les añada un poco de aceite (muy poco) antes de introducir los alimentos. La capacidad de cocción de estas sartenes es muy buena, con la desventaja de que suelen ser más caras y necesitan también un buen cuidado para que se mantengan en perfectas condiciones, entre ellos el lavado a mano.
Las sartenes de hierro siguen siendo las más utilizadas en las cocinas profesionales ya que si se cuidan adecuadamente son antiadherentes y muy muy duraderas. La desventaja de este tipo de sartenes es que son bastante pesadas y tardan mucho en calentarse ya que suelen ser gruesas. A pesar de esto, el hierro es un gran conductor del calor y al apagar el fuego, del mismo modo que ha tardado mucho en calentar, tardará mucho en enfriar, además de distribuir el calor de manera muy uniforme por toda la superficie y paredes.
Estas sartenes, si están adecuadamente cuidadas, se recomienda limpiarlas con papel de cocina y nunca con estropajos. Por supuesto, si tenemos que enjuagarlas habrá que secarlas a conciencia y dejarlas al aire para que no se acumule la humedad que puede hacer aparecer óxido.
Esperamos que os guste y a quienes estéis indecisos acerca de qué tipo de sartén comprar os ayude a decidir.
Bodegas Mezquita