Ha llegado la primavera a nuestra querida ciudad y, con ello, Córdoba se llena de color y de olor por cada rincón. Las calles comienzan a llenarse de Azahar y el sol va apretando cada vez más.
Es el momento perfecto para poder disfrutar de los lugares con más encanto de Córdoba. Para ello, os ofrecemos esta ruta llena de color y alegría de la que estamos seguros, disfrutarás muchísimo.
Puente romano, molinos del Guadalquivir y Soto de la Albolafia.
Comenzamos nuestra ruta en el puente romano, construido sobre el río Guadalquivir. Fue construido a principios del siglo I d.C. y, aunque actualmente consta de 16 arcos, en un principio tuvo 17. En su extremo sur podemos encontrar la Torre de la Calahorra y en su otro extremo la Puerta del Puente. Fue el único puente que unía el Campo de la Verdad con la otra parte de la ciudad hasta la construcción del Puente de San Rafael a mediados del siglo XX.
A su alrededor podemos encontrarnos los Sotos de la Albolafia, espacio natural protegido y declarado monumento natural desde 2001. Su vegetación es principalmente de ribera albergando una importante avifauna.
No debemos olvidar los molinos que podemos encontrar alrededor, destacando el molino de la Albolafia, el cual tenía la función de producir harina; el molino de Pápalo y el molino de En Medio, casi ocultos por la vegetación; y el molino de San Antonio el cual se dedicó a la molienda de harina y más tarde como “astillero” para la construcción de las barcas para cruzar el Guadalquivir.
Patio de los naranjos
Este bello patio lleno de naranjos podemos encontrarlo en el recinto de la Mezquita Catedral. Se construyó en el año 786. En todo el recinto tanto exterior como interior podemos encontrar distintas fuentes siendo la más conocida la Fuente del Caño del Olivo, el cual posee dicho árbol casi milenario.
Su antigua función durante época musulmana era de patio de ablución para dicha sociedad. Más tarde sufrió diferentes ampliaciones y su función, sobre todo sus pórticos, cambió durante un tiempo como hospital y casas de niños expósitos.
Si quieres disfrutar de una fragancia como es el olor del Azahar no puedes perderte este patio en esta época.
Calle de las flores
Una de las calles más visitadas de Córdoba. Desde su pequeña plaza en la que desemboca, se obtiene una hermosa vista de la torre de la Catedral. Toda su calle está compuesta de ventanas enrejadas con macetas llenas de flores para llegar a la plaza con distintos talleres artesanales.
Calle del pañuelo
Un destino que no puedes perderte. Calle de estilo morisco se dice que su anchura no es más que la de un pañuelo de señora. Al final de dicha calle se encuentra una pequeña e íntima plazoletilla, considerada por muchos como la más pequeña del mundo, decorada con una fuentecilla y un aromático naranjo.
Zoco de la judería
Plaza-patio, típica cordobesa, está repleta de macetas con flores y un pozo en el centro. Para acceder a ella se hace a través de un estrecho callejón formado por tres arcos. Construida en los jardines de la antigua Casa de las Bulas, se creó para promocionar la artesanía mediante la exposición directa de la fabricación de las piezas y su posterior venta.
Plaza de Tiberíades y Maimónides
Se encuentra en la Plaza de Tiberiades junto con la casa donde él nació. Fue uno de los grandes pensadores y médicos de la Córdoba judía. Se representa a Maimónides sentado sobre su tumba, actualmente en Tiberíades, en Israel.
El nombre de la plaza viene por el Lago Tiberiades, lugar donde Maimónides falleció.
Palacio de Viana y su patio
Conocido anteriormente como Palacio de las Rejas de Don Gome, en alusión a uno de los primeros propietarios, es una muestra muy valiosa de las casas solariegas de la nobleza cordobesa. El edificio, construido en el siglo XIV, es actualmente un palacio-museo cedido por la viuda del tercer marqués, Sofía Lancaster a Cajasur.
Posee una biblioteca con más de siete mil volúmenes y colecciones de tapices goyescos y flamencos, platería cordobesa, muebles del siglo XVII, etc.
Sin duda alguna, la gran atracción de este palacio son sus patios, en total doce unidos por galerías y gran variedad de plantas. Sus patios son de tradición romana y árabe. Podemos encontrar un patio de origen medieval, el Patio de los Gatos; un patio renacentista como el Patio de las Rejas; un patio Barroco como el Patio del Archivo; patios románticos como el Jardín de Viana; los patios del uso de los sirvientes como el Patio de los Jardineros, y así, sucesivamente.
Un recorrido a lo largo de la historia a través de flores sin salir de un mismo recinto.
El broche final
Después de esta ruta tan pintoresca que mejor que pasarse por Bodegas Mezquita a saborear los grandes y deliciosos platos de nuestra tierra que te ofrecemos acompañados de un vino. ¿Qué te parece?
Cómo habréis podido comprobar, Córdoba se disfruta en esta época más que en ninguna. En ella, Córdoba se puede oler, se puede ver y sentir lo vivo. Déjate llevar con la fragancia del Azahar y disfruta de la ciudad.