Nuestra compañera Pilar García Segura tuvo el placer de vivir las Jornadas de Promoción de los Productos Cárnicos Cordobeses organizadas por la Diputación (en el marco del proyecto «Saborea las Cosas de Córdoba»), y ha querido compartir su experiencia con nosotros en este post:
Hay un motivo por el que el título de este artículo está en plural; y es porque se trata de la Segunda Jornada Gastronómica llevada a cabo en la Diputación de Córdoba.
Como bien nos explicaron en la presentación del evento; la primera jornada fue dedicada a los productos de la huerta de nuestra tierra.
Esta segunda jornada ha tenido como protagonista «La carne«, en sus distintas facetas y presentaciones.
En la toma de contacto con los diferentes stands de la muestra, hemos tenido ocasión de conocer a las personas que se dedican a la cría y posterior comercialización de sus productos.
A la vez que nos explicaban cómo desarrollan sus negocios, nos daban a probar sus muestras y doy fe que todo estaba muy bueno. Esos jamones de Hinojosa, ese salchichón y esa sobrasada untadita en el pan… madre mía, todavía se me hace la boca agua; y no fue agua precisamente lo que nos dieron, para nada, allí había cervecita y vino (con este último no me atreví para no marearme).
El siguiente paso fue la demostración práctica de diferentes platos presentados y elaborados en el acto por tres restaurantes: Sociedad de Plateros María Auxiliadora, Restaurante Montevideo y Restaurante Blanco Enea.
Los ingredientes para la elaboración de estos platos los cedieron las empresas que formaban parte en la muestra.
Manuel Bordallo, del restaurante Sociedad de Plateros elaboró un Rosbif de ciervo en salsa de soja, sake y shiitake, y chuletas de cordero merino a la miel de romero y piñones.
Daniel Martínez, del restaurante Montevideo: Ojo de buey con ensalada y verduras a la brasa y Pamplona ibérica con berros, peras y nueces.
Por último, José Mari del restaurante Blanco Enea, elaboró un Tartar de salchichón aunque este último plato más bien parecía un adorno floral para un centro de mesa, pero quedó muy original.
Por otra parte, Celia, de la escuela de hostelería tenía un Guiso de caldereta de cordero, y otro de Costillas que sólo con el olor alimentaba.
Tuve la oportunidad de saludar a Juan Orellana (maestro que cambió la carta el año pasado), y pronto pasaron las horas, el reloj nos indicó que tocaba retirada y nos despedimos. Allí dejamos esa explosión de olores y sabores de esta jornada tan amena e interesante.
