Me gusta el cine. Me gusta la comida. ¿Por qué no hablar a la vez de estos dos regalos que nos brinda la vida? Dos joyas que están hechas para el disfrute y regocijo de todos nuestros sentidos… Por un lado, entrar en el mundo del cine, abre a las personas un universo apasionante de imágenes y sonidos; por otro, entrar en el mundo gastronómico, es descubrir explosiones de sabores, colores y olores.
Pero yendo en cuestión al tema que quiero tratar, es que disponemos de un buen menú de películas donde la gastronomía juega un papel fundamental y el argumento se desarrolla alrededor de una mesa o entre fogones. ¿Queréis acompañarme en este pequeño viaje cinematográfico? Vamos a volar por distintos países y épocas.
Tomates verdes fritos: 1991. EE.UU. Película inolvidable enmarcada en los años 30, que trata el racismo y el gran sentido de la amistad, todo ello combinado con buenas dosis de cocina. Y como decían en la película: “el secreto está en la salsa”.
Soul kitchen: 2009. Alemania. El protagonista posee un restaurante y está pasando por momentos críticos en diferentes ámbitos de su vida, pero todo enfrentado con una buena dosis de humor. Comedia altamente recomendable si queréis pasar un rato agradable y compartir unas risas.
Comer, beber, amar. 1994. Taiwán. Una preciosa comedia que narra la vida de tres hermanas con personalidades e ideas de la vida diferentes, pero con una misma rebeldía, todo ello entrelazado alrededor de una mesa y con una exquisita sensibilidad.
Como agua para chocolate. 1992. México. Indispensable historia de amor y gastronomía ambientada a principios del siglo XX, en tiempos de revolución.
El festín de Babette. 1987. Dinamarca. Sencilla película pero con un gran mensaje de fondo, ambientada en el siglo XIX. Ganó el Oscar a la mejor película extranjera. Todo un clásico que no puede faltar en nuestro menú.
Un toque de canela. 2003. Grecia. Hermosísima película, a caballo entre Grecia y Turquía, en la que te parece percibir el aroma de las especias a través de sus espectaculares imágenes. Imprescindible.
Chocolat: 2000. EE.UU. Llegamos al postre con este delicioso film donde una madre soltera y su hija, de estilo de vida poco convencional para la época (principios del s. XX), llegan a un pequeño pueblo francés donde abren una tienda de chocolates. La película tiene algo de mágico, ya que la protagonista capta en sus clientes lo que necesitan, y les aconseja el chocolate “adecuado”. Otro punto a destacar son sus personajes, que llegan a conmovernos con ese toque tierno y humano a la vez. Y por poner la guinda del pastel, nos deleitamos con la maravillosa banda sonora, de Rachel Portman.
¡Qué mejor que ver una película como Un toque de canela para meterte con ganas en la cocina!
Marga Esquinas