El pasado viernes 5 de abril, el personal de Bodegas Mezquita asistió a una interesante cata de vinos dirigida por el enólogo de la Cooperativa La Unión de Montilla, Francisco Fernández. Los vinos elegidos para esta cata fueron:Vino de Tinaja, Algarabía, Los Omeyas Rosado y Los Omeyas Roble, todos ellos de la cooperativa anteriormente mencionada.
Cabe destacar que estos vinos, pueden encontrarse en nuestras tabernas, sitas en c/ Céspedes, 12 y c/ Corregidor Luís de la Cerda, 73, respectivamente, o en nuestra tienda gourmet en c/ Cardenal Herrero, 8.
Para comenzar, Francisco dio una serie de pautas en lo que a cata de vinos se refiere. Señaló que el momento mejor para catar un vino es antes de comer, ya que nuestro organismo está más perceptivo a todo tipo de sensaciones, y que el orden en que se deben catar los vinos es de seco a dulce y de menor graduación a mayor, y a ser posible, a una temperatura de 15º. Como dato, comentó que las mujeres suelen ser mejores catadoras que los hombre, ya que son más sensibles a todo, pero por el contrario, hay muchos más catadores hombres que mujeres.
A continuación explicó las distintas fases de la cata, visual, olfativa y gustativa.
En la fase visual, observamos la limpidez y el color del vino. Para esto, hay que colocar el catavino frente a un foco de luz y apreciar si está limpio, turbio, etc. A continución volcamos un poco el catavino, y lo situamos sobre una superficie blanca, así podremos ver el color.
En la fase olfativa, debemos coger el catavino por el tallo y moverlo ligeramente. En una primera apreciación, vemos si huele mucho o poco, volvemos a repetir la operación para ver a qué huele.
En lo referente a aromas, podemos encontrar: primarios (proceden del fruto, los encontramos en los vinos jóvenes), secundarios (producidos por una mala elaboración) y terciarios (aromas de crianza, se aprecia en los vinos de crianza)
Por último, en la fase gustativa ponemos unos 5ml de vino en la boca, lo movemos por toda la cavidad bucal y lo tragamos. Así, apreciaremos si tiene un sabor dulce, salado, ácido o amargo.
Recordemos que el sabor amargo se aprecia al fondo de la lengua, el ácido en los bordes superiores, el salado en los bordes inferiores y el dulce, en la punta de la lengua. Debemos también prestar atención a los aromas retronasales, aromas percibidos cuando el vino se encuentra en la boca o después de ser tragado. Se producen por la impresión en el sentido del olfato de moléculas volátiles del vino que alcanzan el centro olfativo a través del conducto nasofaríngeo.
Una vez Francisco, explicó todo esto y contestó a todas nuestras preguntas, se dio paso a la cata propiamente dicha.
El primer vino a catar fue el Vino de Tinaja, vino de la variedad de uva Pedro Ximénez que no pasa por madera. Es un vino limpio, brillante con tonos amarillos pálidos y ribetes verdosos. Su intensidad aromática es media, tiene aromas primarios frutales verdes y frescos que nos recuerda la época de vendimia. Sabor seco, más persistente en boca que en nariz
El siguiente fue Algarabía, vino joven de la variedad de uva Sauvignon blanc. Es un vino limpio, brillante con tonos amarillos pálidos y ribetes verdosos. Olor intenso, aromas primarios frutales verdes con notas cítricas (pomelo). Seco, intensidad retronasal de los aromas frutales cítricos.
Por último, Los Omeyas rosado. Se obtiene de la variedad de uva Syrah y es un vino limpio, brillante con tonos rosa pálidos y ribetes morados. Intensidad aromática alta, aromas primarios a fruta poco madura (cereza, grosella). Seco en boca, presencia retronasal de aromas frutales y minerales.
Debido a la falta de tiempo, el vino Los Omeyas Roble, quedó pendiente para una próxima cata.
Con una foto de familia, se dio por finalizada una interesante y productiva jornada